lunes, 8 de marzo de 2010

CUENTO DE MARZO


Somos una familia un poco rara, bueno, en realidad no somos familia, pero es como si lo fuéramos. Vivimos mi novio y yo. Yo tengo diecinueve años y él veintidós.
Vivimos en unas montañas un poco desérticas.
Tenemos algo parecido a una granja, pero es mucho más pequeña. Tenemos gallinas, una vaca, tres perros, dos cerdos y una yegya, aunque la yegua, en relidad, es de Miguel, pero la paseamos los dos.
Hace unos cinco meses, fué mi cumpleaños, y Miguel me regaló un precioso caballo, era medio negro, medio marrón, y muy jovén.
Una semana más tarde empezaron a ocurrir cosas muy extrañas, algunas de la naturaleza pero nosotros sabíamos que otras no lo eran. Una noche murió el alcalde del pueblo de abajo. Todo el mundo pensó que le había dado un infarto porque tenía problemas cardíacos, pero Miguel, yo y la hermana de Marcos, el fallecido, sabíamos que le habían inyectado una sustancia rara para matarle y lo había conseguido. También sabíamos que había sido un concejal.
En el entierro, no apareció, y supimos que seguramente, habría ido al pico de montaña, al que en coche, no se puede ir. Así que fuimos Miguel y la hermana de Marcos en una yegua y yo fuí en el caballo.
Había muy pocas pruebas, pero eran suficientes para ver quién era culpable.
Le detuvieron, le llevaron a juicio y le cayeron menos años de los que le tenían que haber puesto.
Hoy Miguel y yo nos casamos, y Esther está muy orgullosa, por haber atrapado al asesino de su hermano, tanto, que fué lo único que dijo en la iglesia, aunque también se agradeció a mi caballo y a la yegua.
Ahora los caballos cabalgon solos por el monte al que le pusieron el nombre de "Pipo", que es el nombre de mi caballo.

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